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¿POR QUÉ ÚLTIMAMENTE NOS ENFADAMOS POR NADA?

¿Es que ya no podemos ni hablar?

Siento que a mi alrededor todo el mundo parece estar cada vez más triste y más enfadado y es más difícil hablar y ponernos de acuerdo.

Eso que sientes no es una casualidad. Estamos viviendo momentos muy duros que hacen que todas las emociones estén a flor de piel. La incertidumbre que sentimos ante el futuro nos está dejando huella.

Puede ser que estés con la lágrima fácil, o que sientas que tu amiga cada vez tiene menos paciencia o que tu hermano te responde peor que de costumbre. Son sentimientos y emociones normales y reconocerlas es parte del proceso de recuperación.

El problema es cuando esos sentimientos se alimentan artificialmente para aumentar la crispación y el enfado y hacer crecer la polarización. Esto dificulta nuestra recuperación como sociedad y abre la puerta a derivas peligrosas.

ESTÁ PASANDO EN TODO EL MUNDO

¿Por qué estamos tan irascibles?

La crispación está a flor de piel porque hay gente que está alimentando nuestro miedo, la rabia, la incertidumbre… para dividirnos como sociedad.

Cuando una sociedad está dividida, las corrientes más autoritarias campan a sus anchas. Si nos parece que hay caos es más fácil que aceptemos a personas muy estrictas que prometen poner orden y control.

Pero lo que ocurre es que esa sensación de caos está siendo inflada artificialmente. Quienes la provocan lo hacen para poder presentarse como los salvadores.

Pero... ¿quién querría una sociedad dividida?

Durante el Brexit la estrategia de quienes defendían dejar Europa fue la de provocar conflicto entre quienes se querían quedar y quienes se querían ir. Y ya sabemos cómo terminó esa historia, ¿no?

Lo mismo hizo Trump para llegar al poder: invirtió dinero en radicalizar con sus propios argumentos tanto a sus defensores como a sus oponentes. Aumentó la brecha entre los bandos hasta hacerlos irreconciliables.

Cinco años después vemos las consecuencias: un país totalmente dividido y un presidente que sigue echando leña al fuego. Podríamos pensar que no sabe lo que hace, pero es justamente lo contrario: lo hace porque sabe que la división le beneficia.

¿Y esto también está pasando en España?

Las mismas personas que han asesorado a Trump han asesorado a la extrema derecha en España. La estrategia se repite en países europeos: se mete una cuña en las grietas que generan los problemas sociales, y se hace palanca para abrirlas y convertirlas en barrancos insalvables.

En Francia se atiza el enfrentamiento contra la población árabe, en Polonia contra las personas LGTBI, en Hungría contra supuestos poderes en la sombra, en España se lleva haciendo tiempo con el tema de Catalunya, con el feminismo, con los derechos sociales, con los inmigrantes...

Pues parece que está funcionando…

Sí, la crisis de la COVID-19 ha creado el caldo de cultivo ideal para que prenda la mecha de la división, difundiendo ideas falsas que nos ponen a las personas unas contra otras.

La crispación ha saltado de la escena política y los medios a las redes, y ahora también a la calle.

Cuesta hablar de temas importantes para toda la sociedad sin acabar levantando la voz.

Y eso hace que sintamos más rabia, más tristeza e incertidumbre, lo que nos hace aún más sensibles a las llamadas al miedo y al odio.

Es un círculo vicioso y por eso hay que pararlo.

DIME CÓMO

¿Por qué justo ahora?

Los momentos de crisis se utilizan a menudo para introducir cambios.

El aumento artificial del miedo y el dolor es estratégico para quienes quieren imponer políticas autoritarias y excluyentes, porque las sociedades traumatizadas aceptan más fácilmente medidas que en circunstancias normales la gente rechazaría de plano.

¡Podemos impedir el odio y la polarización crecientes!
Nuestra reacción espontánea, solidaria y generosa desde el principio de la crisis lo demuestra:
Hoy tenemos una oportunidad para reconstruir nuestra sociedad sobre el cuidado mutuo, la responsabilidad y el diálogo. Que no te digan lo contrario.

¿QUÉ PUEDO HACER?

La buena noticia es que podemos evitar que el odio y la polarización sigan aumentando.

El primer paso es entender que esa polarización es en gran parte inducida de forma estratégica. Que aunque tu causa sea la más justa, si caes en la provocación y la defiendes desde la ira y la confrontación... ya has empezado a perder la batalla.

Una vez que lo has entendido no es fácil, porque las provocaciones son constantes. Pero hay herramientas que te pueden ayudar.

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